Esta mañana, al levantarse, ha encontrado una nota a los
pies de su cama. Era un trozo de pergamino viejo y considerablemente arrugado,
como si quien lo hubiera escrito se hubiese querido desfogar con él. Se ha
puesto las zapatillas y la ha recogido del suelo. La ha abierto y la ha leído
despacio, no reconocía la letra. Decía así...
Querida propietaria, estamos cansados... Solo llevamos
dieciocho años existiendo y cada uno de ellos nos cae encima como una pesada
losa. Nos hieres, nos calmas, nos hieres más aún y esperas que sigamos
funcionando tras habernos roto en pedazos mil y una vez. Está claro que si nos
enfrentas tan a menudo será por un buen motivo, pero ya no podemos más. Cada paso
que das hacia delante, nos empuja tres pasos más hacia atrás y ahora vivimos en
las sombras. Todas y cada una de las lágrimas que derramas, ¿qué crees? ¿que no
las lloramos nosotros también? Claramente, y eso nos hace tan o más infelices
que a ti.
Como Corazón y Cerebro te pedimos que hagas algo. Cambia.
Vive. Ríe. Llénanos de endorfinas. Enamórate de nuevo. Y olvida... Sobre todo olvida,
eso te hará y nos hará iniciar una nueva vida. Te queda tanto tiempo por
delante... No lo malgastes lamentándote por el pasado y cuestionando el futuro.
Aprovecha cada una de las oportunidades que salgan a tu encuentro, el destino
te puede sorprender de tantas y diversas maneras...
Siempre
tuyos.
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