jueves, 23 de mayo de 2013

"Y del trueno al son violento y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar."

Y una vez más, ahí va, naufragando en su propia memoria. Las olas de recuerdos la azotan con furia y ella es consciente de cómo el agua salada y el pasado la ahogan poco a poco. El barco de su vida zarpó con un destino y ahora se encuentra varado, zarandeado por una tormenta de emociones. ¿Y dónde están todos los botes, todos esos salvavidas que la acompañaban y ahora necesita? Hundidos por el propio mar que ella crea.
 
Arría la velas, agarra el timón y prepara los cañones, le dice la voz de su conciencia; pero el canto de las sirenas es más fuerte. Su dulce melodía le incita a lanzarse al fragor de la marea salada que ahora la cubre por completo. La fría espuma cristalina inunda sus pulmones de forma paulatina y ella lucha por salir a flote. A duras penas es capaz de alcanzar un madero que consigue salvarse del naufragio y logra refugiarse en él. Un barco perdido, un destino todavía por encontrar y ella, pirata resurgida de una canción de amor que trata desesperadamente de llegar a tierra firme.
 Ya sabe lo que es zarpar y sobrevivir al oleaje, le queda lo más difícil, atracar en aquella orilla que a lo lejos divisa.

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